El delicado equilibrio entre la tensión de la creación de obras únicas y el trabajo, sus tiempos, sus relaciones...
La marca nace en colinas de Caprarola, en una fábrica enclavada en el bosque en el corazón de Tuscia, Italia, donde el arte y la maestría interactúan sin cesar.
Aquí un pequeño grupo de jóvenes artesanos liderados por Benedetta y su hermano Agostino cuidan minuciosamente cada bolso y se dedican a la creación de joyas atemporales.
Desde 2009 la familia Bruzziches creó una empresa en la que, sobre todo, es el valor de cada persona lo que importa, junto con el asombro que ilumina cada día.
La inspiración de sus colecciones nace de un sueño, de una visión, rebelándose contra el destino de ser sólo un contenedor y eligiendo otra vida, más independiente, “objeto poético y poco autocrítico”.
Cada bolso es una experiencia conmovedora que recuerda un hito personal, una instantánea de la evolución de lo femenino para descubrir las diosas que rigen la personalidad de cada mujer.